Esta niña de 9 años desenmascaró a los curanderos de “campo de energía” con un cartón y una toalla

Se define como “toque terapéutico” a la práctica de curación alternativa en la que el “curandero” de turno aproxima sus manos al paciente sin tocarlo, pero siendo capaz de detectar su “energía vital” manipulándola para sanar. Una niña de 9 años consiguió desacreditarlos con una simple toalla y un cartón.

La historia tuvo lugar en 1996, momento en que Emily Rosa, una niña de 9 años, escuchó sobre la terapia “toque terapéutico” que aparentemente lograba sanar sin tocar al paciente. La pequeña, hija de padres escépticos a este tipo de prácticas, quiso poner a prueba el método.

Como los practicantes afirman que pueden sentir el campo de energía sobre la piel humana, esto se convirtió en la base del sencillo experimento de Emily. Una prueba que terminó siendo publicada en el Journal of the American Medical Association cuando tenía solo 11 años, lo que la convierte en la persona más joven en tener una publicación en una revista médica revisada por pares.

¿Qué hizo? Con menos de 10 dólares iba a tirar por tierra la práctica que se estaba popularizando en muchos sitios. Para ello, pidió a los practicantes que se sentaran detrás de una pantalla de cartón, con una toalla sobre la cabeza y los brazos colocados a través de dos agujeros. Luego lanzaba una moneda. Dependiendo de si era cara o cruz, colocaba su mano unos centímetros por encima de su mano izquierda o derecha.

Emily Rose

En ese momento, todo lo que el practicante tenía que hacer era identificar en cuál de sus manos estaba flotandola de Emily por encima, lo cual debería ser fácil si realmente pueden sentir esos “campos de fuerza humanos”.

Ocurre que, hasta ese momento, los defensores del toque terapéutico se habían mostrado reacios a someterse a pruebas científicas. Sin embargo, cuando Emily se acercó fue diferente, quizás porque tenía nueve años y los resultados se usarían para una feria de ciencias de cuarto grado.

Sea como fuere, finalmente fueron 21 los que aceptaron formar parte de los experimentos. A catorce se les dieron diez oportunidades para demostrar sus habilidades, y siete fueron evaluados 20 veces cada uno. Como explicaba la pequeña poco antes de empezar, “si van a una clínica y curan a las personas, es de esperar que sientan el campo de energía todo el tiempo”.

¿Los resultados? El azar quiso que se las arreglaran para identificar qué mano había colocado la pequeña sobre la suya el 44 por ciento de las veces. Según contó Emily a Los Angeles Times:

Estaban en lo cierto la mitad de las veces, sobre lo que esperarías de adivinar. Por supuesto, se les ocurrieron excusas. Uno dijo que la habitación estaba demasiado fría. Otro se quejó de que el aire acondicionado arruinaba el campo de fuerza.

Por cierto, en aquel momento de la historia los practicantes del toque terapéutico afirmaron que el experimento no desacreditaba los años de terapia que habían realizado y que muchos pacientes se habían beneficiado de su trabajo… aunque jamás lograron demostrarlo.