Alemania quiere esquivar a Rusia, pero su dependencia energética no la deja

Aunque la idea de Alemania es dejar de depender de la industria energética rusa, sus planes lucen complicados. El analista de Bloomberg Julian Lee publicó un artículo en el que reflexiona sobre los obstáculos que tiene el país europeo para cumplir con su promesa, que está muy en línea con las sanciones antirrusas que se han impuesto desde Bruselas y Washington en contra de Moscú por el conflicto en Ucrania.

«Ya se han dado pasos de gigante para reducir las importaciones de petróleo y gas de Rusia, pero aún no existen infraestructuras suficientes para que la gigantesca refinería PCK de Schwedt, que suministra el 90% del combustible a Berlín y sus alrededores, deje de consumir crudo de los Urales», explica el especialista, quien también fue analista senior en el Centre for Global Energy Studies.

Según el experto, el problema consiste en que gran parte de la infraestructura alemana fue construida durante la época en la que la parte oriental del país dependía de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Esa situación, dice, no cambió mucho desde 1990 hasta la actualidad, lo cual ha creado una alta dependencia de Alemania hacia los combustibles rusos.

«La planta [PCK] construida cuando la parte oriental de Alemania estaba firmemente en la órbita de Moscú, se diseñó para procesar crudo de Siberia y se unió a los yacimientos mediante la ampliación de un sistema de oleoductos construido para cimentar el control del Kremlin sobre sus satélites europeos. No ha cambiado mucho desde la reunificación de Alemania en 1990», escribe Julian Lee.

«Se puede traer algo de crudo por el puerto de Rostock, pero esa ruta no tiene capacidad para sustituir a Druzhba», agrega.