Descubren “supergusanos” que comen espuma de poliestireno, y puede ser una gran idea

A priori, que una criatura incluya la espuma de poliestireno como parte de su dieta no parece muy normal. Sin embargo, eso es precisamente lo que ocurre con una clase de “supergusano” que engulle felizmente una de las formas más comunes de plástico. Resulta que podría ser algo bueno.

Así lo refleja un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland en Australia, quienes han descubierto que los supergusanos, las larvas de los escarabajos oscuros Zophobas morio, están ansiosos por devorar la sustancia, y sus enzimas intestinales podrían ser la clave para tasas de reciclaje más altas.

El nuevo estudio, publicado en la revista Microbial Genomics, encontró que los supergusanos que fueron alimentados con una dieta de poliestireno puro aumentaron un poco de peso, lo que sugiere que pueden estar perfectamente felices de sobrevivir con este plástico hecho por humanos. Según Chris Rinke, autor principal del estudio de la Facultad de Química y Biociencias Moleculares de la UQ:

No sabíamos si los supergusanos podían comer y descomponer el plástico cuando comenzamos los experimentos, pero esperábamos que lo hicieran. Los supergusanos técnicamente no son gusanos, sino larvas del escarabajo oscuro Zophobas morio. Las larvas de insectos tienen un historial de dañar y comer plástico. Los supergusanos son más grandes, de ahí el nombre ‘Super’, que muchas otras larvas de insectos de la misma familia, por lo que esperábamos que fueran incluso más adecuados para comer plástico, y resultó que tienen un gran apetito por el poliestireno. 

Lo cierto es que en trabajos anteriores se había sugerido que las larvas de Zophobas morio poseen este apetito por el plástico, pero el último estudio profundiza un poco más al observar la genética que sustenta este talento.

Para ello, el equipo de investigación secuenció el ADN de los microbios que viven en el intestino del supergusano y lograron identificar los genes bacterianos que codifican las enzimas que degradan el plástico. Este conocimiento, explican, podría usarse en un futuro cercano para detectar otras bacterias que codifiquen enzimas degradantes de plástico similares en su genoma. Según Rinke:

El uso de enzimas bacterianas es la clave para ampliar la visión de una eliminación de plástico más ecológica. En lugar de usar tanques llenos de supergusanos hambrientos para hacer el trabajo, será más eficiente ir directamente a la enzima masticadora de plástico. Prevemos que los desechos de poliestireno se recolectarán, triturarán mecánicamente, de manera similar a lo que hacen los supergusanos, y luego se degradarán en biorreactores con un cóctel de enzimas. Los compuestos químicos resultantes pueden ser utilizados por otros microbios para sintetizar productos de mayor valor, como bioplásticos como el PHA.

Esta es la teoría, y ahora veremos si es posible llevarla a la práctica. De ser así, enjambres de estos supergusanos podrían ser una fuente clave para tasas de reciclaje más altas, además de un enfoque de “reciclado” económicamente viable.