Ebrard y Monreal, la foto de los que no

Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard durante un desayuno en la ciudad de Zacatecas, México, el 12 de septiembre de 2021.

Los caminos de la vida, y la decisión de López Obrador, llevaron a Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard a sentarse a desayunar en Zacatecas este fin de semana. ¿Qué decían, que las penas con pan son menos?

Uvas, melón, piña, café, agua en la mesa y al lado de esta un estudio donde claramente no se estudia. Así el set zacatecano para la foto de estos morenistas que antes fueron priistas –sí, no les gusta que se recuerde eso— pero que también han sido, en veces más, en veces menos, lopezobradoristas.

Porque a Monreal y a Ebrard ya los ha dejado colgados alguna vez López Obrador. Ahora se toman la foto de los profesionales de la política: brazo con brazo sonríen, sabedores que, en una de esas, el destapador del destino regala a uno de ellos, en un par de años, motivos para la felicidad total.

Esa foto busca pie de foto, decían en Twitter el domingo. El primero que viene a la mente es qué bárbaro Andrés Manuel, que los orilla a cohabitar. Envía a Ebrard al terreno de Monreal con la representación presidencial.

Tengan para que se entretengan, parece que les dice López Obrador a las redes. Marcelo y Ricardo desayunan para ser la comidilla. Ah, el tapado, un juego tan entretenido como estéril.

El presidente mueve los hilos. Zacatecas es un baño de sangre permanente desde hace meses. La entidad encima está quebrada. Y el nuevo gobernador no tiene en su palmarés algo que ayude a creer que podrá con ese paquete. Ah, pero el tema es el que López Obrador dispone: que vaya Marcelo, para que se hable de eso y no de un Estado fallido que tiene en Fresnillo, la cuna de los Monreal, su epicentro.

Hablemos por hoy, pues, de los que no son rumbo a la grande. De Marcelo y Ricardo de nuevo juntos. Como hace años, chequen Google nomás. Como hace días, en que se inventaron un patinón, Apatzingán por Afganistán, para que hablaran de ellos, para llegar a las portadas, siempre ávidas de naderías que privilegiar. Si ese lapsus fue en el Senado el 28 de agosto, ahora inventamos un desayuno para que digan íralos haciendo política. Oye, pero las tazas no tienen ni rastro de café. Qué más da, como si cuando de verdad grillamos invitáramos a los fotógrafos.

Horas más tarde la imagen se ampliaría. En la ceremonia en el congreso zacatecano, Marcelo y Ricardo, junto con David Monreal el gobernador que podría terminar de hundir a Zacatecas, y al lado de estos Mario Delgado e Ignacio Mier, de la Cámara de Diputados. Partido, Legislativo y Canciller, una trinidad que suspira por un milagro. La solitaria Sheinbaum, en contraste, cada semana inaugura obras y moreniza más la capital. Aunque le echen montón, los del cónclave zacatecano no pesan hoy lo que la jefa capitalina. ¿Aguantará otra vez Monreal perder ante Claudia? ¿Se disciplinará como siempre Marcelo?

Mientras el señor del Palacio vuelve cargado de su gira cazatalentos (es un decir lo de talentos), los no elegidos eligieron ir a tomar Zacatecas.

Quizá busquen emular otras hazañas logradas en aquellas tierras. Me toca ser el general Villa, yo pido ser el general Ángeles. Duro, a galope, a remontar esa cosa tan escarpada que es la Bufa, cerro tan pedregoso como la candidatura presidencial. Bien decididos estos generales de la transformación. Qué bien ha salido la foto. Pero, no es por aguar la fiesta, ni Villa ni Ángeles ganaron, a la postre, la Revolución. Que conste.