Adiós, reforma laboral de Calderón

Cierra la semana con una noticia bomba: el PRI no ratificará en la Cámara de Diputados la reforma laboral porque por lo menos una enmienda y una adición, que le hicieron los senadores del PAN y la izquierda al dictamen, no garantizan la estabilidad laboral tanto para trabajadores como para empleadores.

Una reforma a la ley federal del trabajo, condición para privilegiar productividad y competitividad de la economía nacional, tendría que garantizar la democracia, la trasparencia y la autonomía de los sindicatos, y que dar estabilidad laboral.

La bomba la detonó, ayer poco antes del mediodía, mientras el pleno de los diputados debatía el dictamen de las reformas a la ley de contabilidad gubernamental, el jefe de la bancada priísta, Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien recuperó su «rating» venido a menos entre los reporteros que cubren las actividades legislativas en San Lázaro, al anunciar y ratificar la afirmación que en la víspera expresó el líder de la bancada perredista, Silvano Aureoles Conejo, de que «eso está muerto», en referencia a las reformas laborales.

Más claro no canta el gallo: Beltrones sólo fue mensajero de la línea trazada por el presidente electo: «El presidente Enrique Peña Nieto tendrá una reforma laboral que modernice al país, pero que salvaguarde también la defensa de los derechos de los trabajadores y dé estabilidad laboral», dijo tajantemente el líder de los diputados el PRI.

Y es que los senadores adicionaron un artículo, sin que tuvieran facultad de hacer agregados a la iniciativa calderonista. “Hay un artículo, que es el 388 Bis, con el cual estamos completamente en desacuerdo porque esto es poner en subasta los contratos colectivos de trabajo, y eso no gira alrededor de la trasparencia, de la democracia y de la estabilidad laboral», arremetió el jefe de la bancada del PRI en San Lázaro.

De acuerdo con el sonorense, una ley que no cumpla con los cuatro requisitos de trasparencia, democracia, derechos sindicales y estabilidad laboral no es una ley que vaya a permanecer mucho tiempo, ni que dé la seguridad y la estabilidad que todos estamos buscando, advirtió Beltrones.

La declaración de Beltrones cayó como balde de agua fría en los círculos panistas, y confirmó el nerviosismo y la preocupación manifestada el miércoles por el presidente de la Junta de Coordinación Política, Luis Alberto Villarreal García, quien obviamente ya esperaba el posicionamiento priísta dado a conocer ayer por la mañana por el líder Beltrones Rivera.

La minuta del Senado, curiosamente, no había sido recibida ayer jueves por la Mesa Directiva de la Cámara, pero al momento de que llegue, será turnada a la Comisión del Trabajo y Previsión Social, que preside el líder laboral Carlos Humberto Aceves del Olmo y es casi un hecho que ahí dormirá el sueño de los injustos hasta que Peña Nieto lo estime conveniente y, en un acto de patriotismo, convoque – esto lo estoy imaginando – a los mexicanos, principalmente a los trabajadores, a apoyarlo para presentar una iniciativa de reformas que «modernice al país, pero que salvaguarde los derechos de los trabajadores y de estabilidad laboral, tanto a empleados como a empleadores».

La Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados dirá a todos sus compañeros cuándo estaría preparada para concluir las negociaciones, pero no es nada fácil.

Por lo pronto, la iniciativa de Calderón perdió su carácter de preferente. Esta dispone de dos etapas hasta ahora, mientras no esté reglamentada: los 30 días en la cámara de origen y los 30 en la cámara revisora. Y ahora hay un consenso para esperar el tiempo que sea necesario para sacar una reforma laboral.

Al concluir la sesión en San Lázaro, el panista Villarreal García convocó a conferencia de prensa para contradecir a Beltrones. Dijo que los panistas lo que buscan es «modernizar a México», cuando dispusieron de dos sexenios para por lo menos poner los cimientos de una modernización y prefirieron gozar al máximo de las mieles del poder y de paso hacer de este país un enorme cementerio.