El juicio de la historia sobre Calderón y Fox

Incongruente con la identidad política de Acción Nacional, omiso en el combate a la corrupción en todos sus niveles, irresponsable por no calcular los costos de su estrategia militarizada contra el narco e inequívocamente corresponsable de la derrota electoral del 1 de julio… así retrata el abogado panista Juan Miguel Alcántara a Felipe Calderón. Puesto que la Comisión de Evaluación y Mejora de su partido sólo produjo un documento “inodoro, incoloro e insípido”, agrega, los panistas deben enjuiciar a los gobiernos de Fox y de Calderón por defraudar las expectativas de la sociedad.

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Juan Miguel Alcántara, exsubprocurador general de la República, acusa: Felipe Calderón es culpable de la derrota de Josefina Vázquez Mota porque le negó el respaldo que desde la Presidencia de la República sí le transfirió a su hermana Luisa María Calderón.

–¿Abandonó a Josefina?

–¡Por supuesto!

–¿Hubo traición?

–No sé si traición, yo no estaba en el comité de campaña para acabar de tener una opinión que llegue a esa calificación.

Pero Vázquez Mota, dice, sí ha hablado de traición en privado, debido a que fue notable la falta de apoyo y ausencia de miembros del gabinete de Calderón en la campaña, y tras la derrota ella ha guardado silencio.

“No he tenido oportunidad de conversar con ella –admite–, pero sí sé que ha hecho ese tipo de expresiones y su actual actitud puede explicarse a partir de que esa pueda ser su convicción”.

Secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública hasta hace un año, Alcántara aclara que nunca se pidió a Calderón apoyo ilícito para Vázquez Mota, sino como el que le dio, desde la Presidencia de la República, a la campaña de su hermana en 2011.

“Así como a la candidata a gobernadora de Michoacán, Cocoa Calderón, desde Los Pinos se le gestionaron apoyos financieros muy relevantes, esperábamos algo semejante para la candidata presidencial. Lo esperaba ella y lo esperábamos todos”, subraya.

Pero aclara: “Nadie esperaba nada ilícito, oculto, a cambio de un favor gubernamental, a cambio de nada que no fuese el apoyo a una visión de continuidad legítima, como en cualquier parte del mundo”.

Alcántara Soria es uno de los numerosos exdiputados federales del Partido Acción Nacional (PAN) de la 57 Legislatura que se agruparon, antes y después de la elección del 1 de julio, para hacer un diagnóstico de su partido y formular propuestas a la Comisión de Evaluación y Mejora, creada por el Consejo Nacional para explicar la derrota, pero también para enjuiciar a sus gobiernos (Proceso 1880).

En el caso del expresidente Vicente Fox, afirma Alcántara, además de la traición de llamar a votar por el priista Enrique Peña Nieto, tiene el agravante de la corrupción en que incurrió con Marta Sahagún y sus hijos:

“Fox, desde el punto de vista de la traición y desde el punto de vista de la tolerancia a familiares suyos para utilizar las relaciones y las lealtades en los cargos públicos para fines particulares, es especialmente cuestionable.”

La omisión de Fox en el informe de la comisión del PAN y la tardanza en iniciar el proceso de su expulsión se explican no sólo por los formalismos legales. “Atribuyo estas omisiones al cumplimiento de los estatutos y a temores fundados, a complicidades o conveniencias muy particulares”, subraya Alcántara, quien recuerda que la historia del PAN es la búsqueda de la transparencia dentro y fuera del servicio público.

“Si el PAN no es capaz de exigir cuentas a sus gobiernos, a sus dirigentes, y por supuesto a la propia militancia, respecto al cumplimiento de sus deberes estatutarios, estará debilitándose aún más, con el riesgo de perder el alma y desaparecer del escenario público, como han desaparecido otros partidos en América y Europa por actuaciones de sus funcionarios y dirigentes, muy semejantes a las que estamos viviendo”.

Hay mucha corrupción

Ex procurador de Justicia de Guanajuato, abogado por la Escuela Libre de Derecho y allegado a Diego Fernández de Cevallos, Alcántara afirma que el PAN arrastra vicios como las afiliaciones manipuladas que su propio caso ilustra: luego de irse a estudiar el doctorado a España, en 2000, no pudo reafiliarse y desapareció del padrón. Hace tres años solicitó su reafiliación, que hoy “está atorada, como miles, en la burocracia partidista”.

Pero el problema más serio es el de la corrupción que, por ejemplo, no quiso reconocer en su magnitud la Comisión de Evaluación y Mejora, cuyas conclusiones califica:

“Es un documento inodoro, incoloro e insípido. Dejó fuera aspectos críticos relevantes sobre la actuación de las dirigencias partidistas, sobre problemas endémicos graves de corrupción que se están dando en varios ámbitos de la vida pública nacional por miembros del partido”.

La corrupción está en gobiernos estatales, municipales y el federal, así como en los Congresos, donde panistas “han traicionado la visión ética del servicio público, porque hay mucho amiguismo, nepotismo, uso de los cargos públicos para privilegiar o favorecer intereses privados, algunos de ellos totalmente ilícitos”.

Añade: “Ese tipo de problemas, por ejemplo, no encuentra la suficiente ponderación en el documento y, por tanto, no hay propuestas suficientes para corregir, evitar, prevenir las conductas ilícitas en el servicio público. Ya no hay un orden de gobierno que esté limpio de estas imputaciones de corrupción”.

–¿Por qué se soslayan en el documento?

–Hay varias situaciones que lo explican: en algunos hay miedo a decir las cosas por su nombre, a afirmar con franqueza en los casos concretos en que se puede presumir la corrupción, que la hay; en otros casos hay el cuidado de no ir a lastimar o a dañar a personajes que luego puedan realizar actos de revancha, de reacción que perjudiquen alguno de sus propios intereses particulares; en otros casos me parece que puede haber relativas complicidades con los corresponsables y entonces se prefiere generar un documento muy inodoro y muy incoloro en términos de ética, al no ser lo puntual, lo veraz, lo justo que tiene que ser.

(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1881, en circulación)