La Revolución de la mujer
Vivimos en una sociedad en la que destacar está mal visto, al igual que el ser diferente y el ir contra-corriente, aunque sepamos que la marea no nos esté llevando a la mejor de las orillas. En esta sociedad, quien más se deja llevar por esta marea es la mujer.
Queramos o no, en gran parte, los grandes pilares que sujetan nuestra sociedad, son las opiniones que vienen desde los clásicos grupos de poder. Estamos muy influenciados por estos (televisión, iglesia, los mercados) sobre cómo debe ser nuestra forma de vida, y lo que se nos dicta, de alguna manera, es lo siguiente:
– La vida debe llevar este esquema y cuanto más se cumpla, tu vida será “mejor”, tendrá más puntos y estará mejor mirada por la sociedad. Cualquier cosa que se salga de este esquema, lo tenemos en la mente clavado como que “algo va mal”, como que estamos fracasando en la carrera de fondo que es la vida. Destacar está mal. Ser diferente a la mayoría de gente es ser extraño, raro, inadaptado, fracasado, inseguro. La persona que camina con un paso diferente es peor persona que el resto. Y esto le afecta más a la mujer.
Esquema:
1) Nacer
2 ó 3) Hacer una carrera (estudiar todo lo que se pueda)
3 ó 4) Tener una pareja estable
4) Conseguir un empleo
5) Casarse
6) Comprar una casa
7) Tener hijos (la parejita a ser posible)
8) Tener nietos
9) Jubilarse
10) Etc.
Y a quien más le afecta estas órdenes, enviadas con mensajes sutiles e indirectos, es a la Mujer. El miedo a fracasar en esa lista es la que en muchas ocasiones les lleva a no elegir, y a ser la elegida, es decir, a la hora de elegir pareja, normalmente “él” es el que elige a “ella”, y “ella” solo puede elegir “sí” o “no”. Dos posibilidades de la mujer, frente a miles de posibilidades del hombre. Entonces es donde entra el miedo de la mujer, a no cumplir ese esquema, que en numerosas ocasiones sube con la edad. Ella está más obligada a decir que “Sí”, por su propio miedo, haciendo que, en numerosas ocasiones surjan parejas, que no son compañeros de viaje, sino remedios para dejar de tener miedo. En otras palabras, muchas veces no es el amor el que hace las parejas, sino el miedo.
También hay ocasiones en las que un buen novio de estudiante, puede no serlo cuando comienza la vida laboral, ya que “no cumple este esquema”. Del mismo modo, un buen novio de “vida laboral”, pero que no tiene maneras de padre, puede ser una pésima pareja a la hora de tener hijos. Quien más quien menos conocemos algún caso. Estos cambios de pareja no serían tan frecuentes, o no serían por estas causas, si el miedo a no seguir el esquema no influyera tanto a las mujeres. Estas deberían buscar a alguien que les llene lo máximo posible, independientemente del esquema de vida que nos traza la sociedad. Que les llene psicológicamente, físicamente, en una relación de igualdad, en la que no caben dos caras, es decir, la “cara A” de cuando estamos a solas, o los desprecios de la “cara B” cuando estamos con más gente, porque la pareja lo es continuamente, no sólo para la cama.
En esto es donde también debe entrar la Revolución. Revolución no es una palabra que hable solo de cambiar un gobierno, un sistema económico, sino también cambiar la manera de pensar hacia algo libre de miedos. La Revolución es la superación de los miedos, y la Revolución en la mujer, muchas veces debe ser tener derecho a elegir, en vez de derecho a ser elegidas, sobre todo por situaciones en las que hay más o menos alcohol.
Además es peligroso estar años con una pareja, que no te completa al 100%. Juntarse pronto y por inercia (por el esquema), para cuando todo explote a los 3+ años (porque no son compatibles), acabar siendo “solteronas” que ya no tienen edad para serlo, es decir, cuando peor lo tienen, además de haber perdido la habilidad de conocer gente.
No está mal estar soltera, no está mal que una mujer cambie de pareja (siempre y cuando vaya con la verdad por delante), no está mal que una mujer entre a un bar y se dirija al hombre y le diga cual Pokemon, “Te elijo a tí”. No está mal que una mujer la diga a un hombre “sólo por esta noche”. Incluso puede haber sexo, sin necesidad de que haya una pareja estable. Las mujeres tienen el mismo poder que el hombre en estas cosas, sin embargo, por culpa de esta sociedad no se da cuenta. Continuamente, desde las revistas (incluso de revistas como “Mujer de Hoy” que presumen de ser feministas, cuando realmente NO LO SON) nos llega la imagen de la mujer sin kilos de más, hypermaquilladas, perfectas; tan perfectas que parecen hechas por computadora (es más, están retocadas por Photoshop). Esto hace una comparación entre lo que la sociedad nos dice que es una mujer, y la mujer real. Y a la mujer real, le sobran o le faltan kilos, tiene defectos en la cara, no es perfectamente simétrica, normalmente no tiene enormes senos y minúscula cintura.
La mujer real no es perfecta, y ahí reside su magia, su verdad. Y cuando las mujeres se den cuenta de que son mejores de lo que creen que son, muchos de los problemas de esta sociedad hipócrita, construida sobre mensajes falsos, será LIBRE. No debe haber “esquema de Vida”, debe haber VIDA.
Red Canal 70