México no es democrático porque hay más de 70 millones de pobres

ALTO PODER – Por Manuel Mejido | Una vez que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Nacional (Coneval, un largo título para tan cortos resultados) dio a conocer las cifras sobre la pobreza en México tuvieron, según ese organismo oficial, una pequeñísima disminución, muchos optimistas a sueldo empezaron a quemar copal por sus logros.

El Coneval usó términos como ´se redujo´, ´bajó´, ´disminuyó´ y otros similares para encubrir cifras que, en cualquier país del mundo, aún en África Central y Haití, entre otros, resultarían preocupantes, vergonzosas e inaceptables.

El Censo oficial anunció que en un universo de 117 millones 300 mil habitantes hay en pobreza 53 millones 300 mil personas; que el rezago educativo abarca al 22.6 por ciento de los mexicanos; que la carencia de servicios de salud afecta al 25.3 por ciento; la falta de acceso a la seguridad social lesiona al 71.8 por ciento (y los servicios médicos son poco menos que malos en un 90 por ciento).

En ese ritmo de desgracias nacionales encadenadas fue la información del Coneval. Pero una voz independiente del Colegio de México, un investigador que no ha estado en el presupuesto, ni está, en sus estudios sobre el hambre y la pobreza que realiza desde hace más de 30 años, Julio Boltvinik, dio un campanazo de alerta al denunciar que durante el gobierno espurio de Felipe Calderón 15 millones 900 mil personas están también a la pobreza por falta de ingresos.

Esa cantidad enorme debe agregarse a los que acepta Coneval que son 69 millones 200 mil personas.

¿Cómo no va a estar en la pobreza un mexicano que no tiene ingresos suficientes para satisfacer las necesidades mínimas de su familia? Sin dinero no pueden ir las amas de casa a comprar la comida, ni la ropa, ni la educación. Ni puede pagar por un techo y, menos aún, por servicios médicos. Eso es pobreza, aunque Coneval lo oculte.

* El alto costo de la salud en México

El doctor José Luis de la Cruz, del Tecnológico de Monterrey, señaló que en pobreza patrimonial se encuentran 61 millones 400 mil habitantes del país, aunque el secretario de Hacienda Luis Videgaray declaró, el pasado martes, que la pobreza se ha mantenido esencialmente sin cambio en los últimos 20 años.

Las cuentas que hace el secretario de Hacienda no cuadran, porque el nivel de vida y las necesidades actuales no corresponden a las de hace 20 o 10 años. Para empezar los niños necesitan una computadora que antes ni los adultos usaban y el teléfono móvil, mal llamado celular, no existía ni era necesario.

Actualmente sin una computadora con internet en un hogar y un teléfono móvil esa familia no vive en el mundo real. Estos gastos de la modernidad tienen que sumarse a los básicos de alimento, calzado, vestido, techo, educación y servicios médicos de una calidad que aún no existe en México porque la gente se muere en los pasillos de los hospitales públicos. Los nosocomios privados, por falta de una regulación firme, tiene unos precios que no pueden pagar el 95 por ciento de los mexicanos.

Vicente Fox, el ignorante que en la Presidencia recomendaba no leer, presumía que durante su gobierno habían salido de la pobreza seis millones de personas. Un millón al año. Efectivamente así fue, pero no porque el gobierno o la iniciativa priva les hayan procurado trabajo ni medios dignos de subsistencia, sino porque esa cantidad, justamente, fue a buscar los mendrugos del imperio a Estados Unidos para enviar las famosas y salvadoras de tantas familias, conocidas como remesas.

La simulación sigue siendo el escudo de la ineficiencia, lo cual no quiere decir que el gobierno de Peña Nieto, con ocho meses en el poder sea responsable. No. Fue Felipe Calderón que llegó a Los Pinos por un fraude electoral monumental y luego se convirtió en un genocida que dejó sembrado el país con 72 mil muertos y casi 16 millones de pobres más de los que había.

* Eliminando la corrupción se acaba el hambre

Los expertos, casi todos dentro del presupuesto o cercanos al poder pero beneficiándose económicamente de su situación, dan como solución mágica para acabar con la pobreza la aceleración del crecimiento económico, que únicamente podrá lograrse con reformas estructurales que incluyan, por supuesto, la venta o alquiler de los pocos bienes que le quedan a la nación después de las ventas de garaje que hicieron en su momento Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

Los hombres del poder o los que merodean en su cercanía, claman por el aceleramiento de la economía, control de la inflación, incremento de la inversión privada y la creación de empleos para sacar a los mexicanos de la pobreza y el hambre en que viven desde hace décadas.

Pero nadie habla de lo básico. La única forma de conseguir las metas que se trace el gobierno es evitando al 100 por ciento que quienes manejan el dinero público sean probos, que no lleguen a los puestos donde maneja el erario, a robárselo. Sin honradez a carta cabal de quienes estén en el gobierno, México seguirá en el camino del despeñadero hasta que la pobreza alcance al 90 por ciento del país.

Ninguna persona con cinco dedos de frente, puede atreverse a decir que México es un país democrático porque es falso. ¿En qué país del mundo, fuera de los sueños guajiros mexicanos, puede florecer una democracia en donde más de la mitad de la población está en la pobreza o el hambre? ¿Qué democracia aguanta semejante situación?

En los prolegómenos de la paz de Versalles que le puso fin a la Primera Guerra Mundial, los alemanes que se rendían dejaron en claro que no lo hacían por falta de valor, de disciplina, de traición o entrega de sus fuerzas armadas, sino para no condenar con la pobreza a los niños alemanes a la mala alimentación que lleva directamente al rezago educativo. Ese tipo de argumentos no se escuchan en México, sólo se persigue la ilusión. Los programas sociales de México son, en su totalidad, asistenciales. Se dedican a darles un pescado al día a sus beneficiarios para que coman y no enseñarlos a pescar.

De cada 100 pesos que salen de las arcas de la nación para combatir el hambre, 50 centavos se quedan enredados en la corrupción y el burocratismo. El resto se reparte entre los líderes proletarios y sus familias, al más puro estilo de la hija del líder petrolero que viaja con sus amigas en avión particular para asistir a un partido de fútbol americano en Estados Unidos.

La diferencia del hambre, por ejemplo, entre México y Argentina es notable. Cuando en Buenos Aires miles de bonaerenses hicieron su famoso ´corralito´ (en diciembre de 2001 y todo 2002) y se manifestaron en la Plaza de Mayo exigiendo mejores salarios y condiciones de vida más dignas, lo hacían porque no estaban dispuestos a permitir que en sus mesas faltara todos los días un bife de 300 gramos con dos huevos encima y la mayor parte de los manifestantes vestía trajes, corbata y sombrero.

En México, las manifestaciones que se hacen en el campo contra la miseria, es para reclamar algo más que frijoles con tortilla y chile, que es lo máximo que pueden darle de comer a sus familias.

Esa es una clara diferencia entre la pobreza de México y la pobreza demandante de Argentina.

Las manifestaciones de los indignados de España que se propalaron por todo el mundo llegando a Wall Street, desde luego que no son para exigir frijoles, chile y tortillas, como único alimento. En tanto no se elimine de los gobiernos de México la corrupción no habrá dinero que alcance para abatir la pobreza ni desarrollar el país.

* Recomendación a defensores de la mariguana

El pasado miércoles se reunieron diversos personajes en la Biblioteca Fundación Miguel Alemán para ensalzar las grandes dotes de la mariguana y debatir sobre la necesidad de despenalizar su cultivo y consumo. Vea usted la calidad moral de quienes se sentaron a la mesa.

Jorge Castañeda, Pedro Aspe, Fernando Gómez Mont, Héctor Aguilar Camón, María Elena Morera e inexplicablemente apareció el exrector y exsecretario de Salud Juan Ramón de la Fuente, cuyo desempeño profesional no cayó en la laxitud de los otros ponentes,

Una joven al abandonar la reunión comentó: «Si tuvieran vergüenza esos señores traerían la cara tapada con una bolsa de pan.»

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejido@hotmail.com