Pendejadas Célebres en la Historia de México

El caricaturista y guionista Antonio Garci publicó un libro llamado Pendejadas célebres en la historia de México, que redacta precisamente eso. Para que vean que la historia no es precisamente aburrida y que algunos próceres no eran, que digamos, brillantes…

Aquí parte de la entrevista a Garci por parte de Juán Alberto Vazquez

JAV: Y en el proceso, ¿cuál se convirtió en tu pendejada favorita?
AG: La de “La guerra de las vírgenes”. Al iniciar la Guerra de Independencia, los insurgentes toman el estandarte de la Virgen de Guadalupe y los realistas el de la Virgen de los Remedios. Cada bando declara a su virgen capitana-generala de sus tropas. El punto es que cuando alguno llegaba y hallaba una imagen de la virgen rival, le hacían juicio, la condenaban por traición a la patria y la fusilaban.

JAV: ¿Y quién ganó?
AG: Por supuesto que triunfaron los insurgentes. Entonces el de la Morena del Tepeyac se convirtió en el culto oficial y, para usar un término de moda, catapultó a la Guadalupana hasta convertir su casa en el centro de peregrinación más grande del mundo. Lo más curioso es que en aquella época, la Guadalupana estuvo proscrita, ¿te imaginas La Villa con el letrero de “clausurado” como si fuera antro de moda? La que rifaba era la de los Remedios, que de haber triunfado nos habría convertido en remedianos en lugar de guadalupanos. Y de paso, ¡claro está!, seríamos campeones del mundo en futbol.

JAV: ¿Alguna vez te has preguntado qué hubiera pasado si…?
AG: Hay una pendejada muy bonita, que es la pérdida de Texas, y me he llegado a preguntar qué hubiera pasado si Antonio López de Santa Ana no se hubiera ido a follar y después a dormir. ¡Todavía tendríamos Texas, sin duda! Y es que ya había ganado la guerra contra los texanos; acabó con el Fuerte del Álamo y ya no quedaba ninguna unidad militar importante. Entonces seis méndigos guerrilleros que andaban huyendo… perdidos, ¡que lo agarran dormido! Y ya prisionero lo obligaron a reconocer la independencia de la República de Texas. Esa “jetita” nos costó que ahorita nuestra frontera no sea con Oregon.