Reafirman teoría de hibridación humana

La hibridación entre dos especies de monos aulladores de México y América central respalda a entender el factible entrecruzamiento de los ancestros de la humanidad, según un estudio que divulga hoy la revista American Journal of Physical Anthropology.

Los Allouwatta o monos aulladores, recordados así mismo como araguatos, cotos o carayás, son un género de primates platirrinos que viven en la zona tropical americana desde el sur de México al norte de Argentina.

“Estudiamos los monos aulladores oscuros que habitan en la península de Yucatán, en Belice y parte de Guatemala, y los monos aulladores de mando, que habitan en el sur de México”, habló a Efe Liliana Cortes Ortiz, del Departamento de Ecología y Biología Evolucionaria y el Museo de Zoología de la Universidad de Michigan.

La autora primera del estudio es Mary Kelaita, una becaria de posdoctorado en el Departamento de Antropología de la Universidad de Texas, en San Antonio (EE.UU.). El estudio de los monos aulladores fue parte de la disertación doctoral de Kelaita en el Departamento de Antropología de la UM.

“La incorporación de desiguales aspectos fenotípicos, de morfología y conducta con los aspectos de genética han servido para entender que dos especies separadas, con unidades evolutivas bien distintas, pueden sin embargo tener niveles de compatibilidad para reproducirse entre sí”, añadió Cortés en una conversación telefónica.

Algunos estudios genéticos recientes subrayan que los humanos neanderthal alcanzarían haberse apareado con humanos anatómicamente frescos hace decenas de incontables de años en el Oriente Medio, contribuyendo al genoma de los humanos frescos.

Pero esas conclusiones no se aceptan universalmente y los índices fósiles no han respaldado a esclarecer el papel que haya disfrutado la hibridación.

“Nosotras nos enfocamos en la morfología para entender los niveles de variación morfológica en individuos producto del procedimiento de hibridación”, puntualizó la investigadora, licenciada de la Universidad Verecruzana en México, graduada de la Universidad East Anglia del Reino Unido y doctorada en el Instituto Smithsonian en Panamá.

“Algo notorio es que demasiados de los individuos que observamos, fenotípicamente se asocian a una de las especies, aunque no podemos distanciar entre uno puro y uno híbrido, porque hay un instante en el continuum genético que no se puede discriminar entre los individuos ligeramente mezclados y los puros”, agregó.

Aparte del conocimiento específico sobre estos primates, el estudio es relevante para la discusión sobre la hibridación de especies ancestrales de los humanos.

La mayor parte de los estudios de la transformación de la especie humana se sustenta en los restos fósiles y su análisis morfológico hace difícil dejar sentado con precisión qué acciones serían las que subrayan un procedimiento de hibridación.

Dada la utilidad de los estilos de primates vivos para entender la transformación humana, el estudio del mono aullador “indica que la ausencia de pruebas inflexibles de hibridación en el índice de fósiles no niega el papel que ella pueda haber jugado en la conformación de diversidad en el linaje temprano de los humanos”, habló Kelaita.

En su estudio, Kelaita y Cortés Ortiz analizaron desiguales estilos de marcadores genéticos, desde el mitocondrio y el ácido desoxirribonucleico nuclear (ADN) a trazas del ancestro de cada mono aullador investigado.

El uso de marcadores moleculares realizó factible delimitar alrededor de las contribuciones genéticas relativas de las especies parientes en cada híbrido.

Entre 1998 y 2008 las investigadoras estudiaron 135 monos aulladores adultos de Tabasco (México) aledaño con otros 76 de los Estados de Veracruz, Campeche, Chiapas y Quintana Roo en México, y el Petén en Guatemala.