Dr. Luis Alfonso Reyes Zubiría

Por Gerardo Flores Sánchez
In memoriam
El pasado día 29 de abril falleció en la Cd. de México el Dr. Luis Alfonso Reyes. Quienes tuvimos la oportunidad y el privilegio de conocerlo y tratarlo, ya sea como alumnos de alguno de los numerosos cursos, talleres, diplomados, maestría o congresos que el diseñó, organizó e impartió a lo largo de más de 50 años de su generoso trabajo misionero de curar y enseñar a curar el dolor por la muerte y la desesperanza, sabemos que lo que más nos cautivaba y llenaba de paz y serenidad, al escucharlo, no era solo su conocimiento profundo y su amplia experiencia profesional derivadas de su sólida formación como teólogo, médico, psiquiatra, terapeuta, tanatólogo y suicidólogo, que respaldaban siempre sus consejos y enseñanzas; sino sobre todo era esa luminosa convicción que poseía y que con la integridad de su personalidad y la congruencia de sus actos, contagiaba y sembraba en los demás.
Esa convicción consistía, según explicaba él mismo, en la certeza real de que si elegimos llenar nuestra vida de amor incondicional y de aplicarlo en todo lo que hacemos y con todos los que nos rodean, nunca podremos ser dañados fundamentalmente, por cualquier pérdida que suframos, incluyendo la de la muerte de seres queridos o la propia; porque el dolor del duelo, como indicador de lo mucho que logramos aprender a amar, se puede transformar, si trabajamos en ello, en oportunidades para madurar psicológica y espiritualmente, para que al fin identifiquemos lo que realmente es importante y valioso para vivir con plenitud, que debería ser siempre el verdadero destino de toda persona humana.
Como alumno distinguido de Elizabeth Kubler Ross, la psiquiatra suiza-estadounidense que fundó la Tanatología clínica moderna, el Dr. Reyes Zubiría, sostenía que trabajar en aliviar el dolor de los demás era la forma idónea para superar las limitaciones humanas que surgen del egoísmo, la culpa y del miedo a la muerte y a las pérdidas. Por ello en la larga trayectoria de su vida dejó numerosas obras escritas y videograbadas, así como asociaciones y consejos internacionales, nacionales y locales constituidos con tanatólogos y suicidólogos, para que de manera seria, organizada, responsable, ética y humanitaria se pudiera fortalecer la educación continua de estos profesionales y al mismo tiempo diseminar a la sociedad, lo más amplia y rápidamente posible, los beneficios de la teoría y la metodología estas ciencias.
Tamaulipas, la Universidad Autónoma del estado (UAT) y Cd. Victoria, fueron beneficiarias de entusiasmo creador de este sabio mexicano, pues en el año 2002, con su guía y apoyo como profesor se fundó, en la Unidad de Trabajo Social y Desarrollo Humano (UTSCDH), la primera Maestría en Tanatología del mundo, que fue complementada con el programa del Diplomado de Tanatología y del Capítulo Victoria de la Asociación Mexicana de Tanatología A.C.
Cierto es que nos duele la partida del Dr. Reyes Zubiría, pero siguiendo su enseñanza y ejemplo, su fallecimiento es una convocatoria a redoblar esfuerzos para consolidar el avance de la Tanatología, la suicidología y los cuidados paliativos en nuestro país, a fin de que llevar atención, cuidados, consuelo y acompañamiento profesional y humanitario a los millones de mexicanos que sufren por circunstancias de enfermedad, de muerte de seres queridos, o por las múltiples consecuencias de la época de crisis que no ha tocado vivir.
En medio de las sombras que a veces parecen invencibles, nos toca ahora más que nunca, mantener la luz del conocimiento, amor y esperanza que visionariamente encendió el Dr. Alfonso Reyes Zubiría, un hombre lleno de cualidades intelectuales y espirituales, pero sobre todo un maestro infatigable y un ser bondadoso y feliz. Sabiduría hecha estilo de vida y convertida en persona. Ejemplo de plenitud de vida que sobrevive a la muerte a través de sus obras.