Moreira y el PRI mandan a Coahuila a 1988… en 2017

Por Carlos Puig | Decía Ignacio Marván en estos días de debates y discusiones (https://goo.gl/MsZKE0) que, sin minimizar el cochinero de la elección en el Estado de México, en términos de financiamientos ilícitos, utilización de programas sociales y los últimos días con episodios de violencia que incluyeron, por ejemplo, cabezas de cerdo en las calles, eso parecía parte de nuestras anomalías recientes en muchas elecciones, pero que lo de Coahuila sí era un retroceso que le hacía recordar 1988.

Y recordaba cómo, después de aquella elección, Manuel Clouthier, Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra de Piedra, adversarios feroces en campaña, salieron a protestar juntos contra aquella elección, la de la caída del sistema.

Ahora, después de la elección del domingo, los candidatos del PAN, de Morena y los independientes han protestado juntos por lo que consideran un enorme fraude electoral para favorecer a la coalición que encabeza el priista Miguel Riquelme.

La noche del domingo y la madrugada de lunes ya había iniciado la confusión. El PREP fue lentísimo, el conteo rápido, también, y dio leve ventaja a Anaya, cuando terminó el PREP, sin contar 28 por ciento de las actas, Riquelme ganaba por dos puntos. Ya nadie entendía nada.

Ayer pude ver muchos videos y audios que ciudadanos y simpatizantes de esos partidos concentraban en un chat sobre el inicio del conteo oficial de votos en Coahuila. Y sí, sí parecía más 1988 —comenzaba yo a reportear en esos años— que 2017.

Paquetes de boletas abiertos cuando llegan al conteo, casillas zapato en zonas urbanas, sí, como antes, urnas con más boletas que las que se entregaron en la casilla el día de la votación… cochinero a la antigüita. Como de operación ratón loco y aquellas cosas que aprendíamos en los 80 y 90.

Ayer, los miembros de Coahuila Digno decidieron retirarse de las mesas de conteo, pedir la intervención del INE y la nulidad de la elección.

En 1988, el país era otro. Las protestas de todos contra el PRI no tuvieron efecto. Carlos Salinas gobernó seis años.

Mal haría el PRI de Coahuila, el gobernador Moreira y el gobierno federal en creer que eso mismo puede suceder ahora.

Peor haría el INE cerrando los ojos o haciendo mutis.