El misterio envuelve a explosión en Pemex: El País

(Manuel Cabrera) Ha sido, según testimonios, lo más parecido a un terremoto. Y es la peor tragedia en la capital de México en décadas. Losas caídas, paredes vencidas, mobiliario hecho pedazos, pisos enteros de los que volaron los vidrios y solidaridad de vecinos rescatando de los escombros a desconocidos… en otras palabras, el cuadro completo del renacer del tan capitalino sentimiento de vulnerabilidad es lo que se vivió en esta metrópoli mexicana este jueves, cuando una explosión conmocionó a Pemex, la empresa más identificada con la identidad de esta nación, y a todo México.

Casi 24 horas después del percance ninguna línea de investigación sobre las causas de este misterioso incidente ha sido descartada por las autoridades. La explosión ocurrió al mediodía del último día de enero en el sótano del edificio B2 de la sede de Petróleos Mexicanos el Distrito Federal, y causó la muerte de al menos 33 personas, 20 de ellas mujeres, y destrozos en cuatro plantas del inmueble que forma parte del complejo administrativo de la petrolera, ubicado en la parte este del Distrito Federal.

Emilio Lozoya, director de la petrolera, dijo ayer que los expertos se inclinan por creer que se trató de un accidente. “Todas las líneas de investigación están abiertas”, comentó Lozoya en entrevista con la televisión mexicana, “lo que uno puede observar es parte de lo que los expertos refieren como un accidente”. En conferencia de prensa, el funcionario agregó que sin embargo el peritaje para determinar el origen de la explosión tomará tiempo, aclaró que la producción petrolera es normal, e informó de que no descartan encontrar más víctimas debajo de los escombros, por lo que las labores de rescate siguen.

En la tarde del viernes, el procurador (fiscal) general, Jesús Murillo, insistía desde la tragedia en que se informará con «transparencia» de la investigación de las causas sean cuales sean: accidente, imprudencia, atentado…, informa Raquel Seco. La posibilidad de que fuera un atentado no había sido pronunciada por las autoridades aunque se ha señalado esta posibilidad en algunos medios de comunicación mexicanos. Murillo también apuntó que no hay indicios de fuego en la zona afectada.

Aunque ese mismo edificio fue destruido por un incendio en 1982, no hay antecedente en Pemex sobre un evento parecido al de este jueves. El diario La Jornada informó de que algunas fuentes no descartaban la hipótesis de un acto deliberado, aunque cabe recordar que en México no hay antecedentes de un atentado terrorista. Los únicos hechos similares han ocurrido en la llamada Guerra antidrogas del sexenio pasado, cuando en 2008 una multitud fue atacada con granadas en una plaza de Morelia, Michoacán, o la explosión de un coche bomba en 2010 en Ciudad Juárez, Chihuahua.

En esta ocasión el temor que contagiaría a toda la capital mexicana surgió a las 15.40 horas del jueves (siete horas más en la España peninsular) en el sótano del edificio B2, un inmueble de 12 plantas adyacente a la Torre de Pemex, el edificio insignia de la petrolera, que se eleva 214 metros para albergar 53 pisos de oficinas. El complejo sede de Pemex, que incluye otros edificios, ocupa 24.700 metros cuadrados y ahí trabajan a diario unas 10.000 personas. Según Lozoya el área directamente afectada es de cuatro plantas del edificio, en las que en el momento de la explosión se encontraban unas 250 personas.

Todo ocurrió cuando la zona estaba muy concurrida, en un momento previo a la hora de salida del personal. Las primeras informaciones hablaban de un posible fallo eléctrico, pero pronto se supo que había ocurrido una explosión. El área se convirtió en un caos mientras vecinos y personal de la paraestatal prestaban los primeros auxilios a los heridos.

Funcionarios del Gobierno federal y del de la Ciudad de México se hicieron presentes en el área, que fue acordonada por el Ejército y la policía. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación  y Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de la capital, se apersonaron en la zona.

El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, estuvo al anochecer en el área destruida y también acudió a visitar a algunos de los heridos, que fueron trasladados tanto a hospitales cercanos al complejo de Pemex como a otros dos en el sur de la ciudad. Los heridos, de los cuales ayer 52 permanecían hospitalizados, presentaban sobre todo fracturas y cortaduras.

Osorio Chong se hizo acompañar desde el primer momento por el fiscal general de la República, Jesús Murillo Karam. El secretario de Gobernación anunció que expertos nacionales y extranjeros fueron llamados para realizar las investigaciones sobre las causas de la tragedia.

En el pasado, Pemex ha sufrido, y provocado, graves tragedias. En 1984 unos almacenes en el complejo de San Juan Ixhuatepec (San Juanico), en las afueras de la capital mexicana, estallaron. En esa ocasión perdieron la vida medio millar de personas. Y en abril de 1992 la petrolera fue acusada por un derrame de gasolina que provocó la explosión de varias calles en Guadalajara, donde murieron centenares de personas. En 2007 varios ductos de la petrolera fueron atacados en varias partes del país por el Ejército Popular Revolucionario, pero no se recuerda explosión similar a la vivida el jueves, que es además la tragedia más importante en la ciudad en décadas. El presidente Enrique Peña Nieto ha decretado tres días de luto nacional en memoria a las víctimas.

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