Banca: es hora de prestar más

Han pasado casi 20 años de la crisis de 1994 y todavía estamos lejos de recuperar el nivel de crédito al sector privado que existía entonces. De hecho estamos a la mitad del camino. El financiamiento empresarial hoy en día es de solo 20 por ciento del PIB, una de las proporciones más baja no solo dentro de los países de la OCDE sino de Latinoamérica. Como punto de referencia, en Estados Unidos el porcentaje rebasa el ciento por ciento. En Chile, un país más comparable a México, es superior a 80.

El Banco Mundial ha señalado que dadas las condiciones de nuestra economía, el crédito al sector privado podría subir por lo menos al doble; esto es, a 40 por ciento del PIB. Cualquier mejoría tendría un impacto gigantesco en el sector productivo nacional. Estamos hablando de que cada punto porcentual del PIB de aumento representa una entrada de aproximadamente 10 mil millones de dólares a las empresas del país. Imagínese lo que podrían hacer los empresarios mexicanos con estos recursos.

¿Por qué no presta lo suficiente la banca en México? La respuesta es sencilla: porque no necesita hacerlo. Los bancos que operan en nuestro país ganan mucho dinero sin necesidad de enfocarse lo necesario en lo que representa quizá su principal función: financiar el sector productivo.

Otorgar créditos a empresas no es fácil. Requiere de conocer bien al cliente, de entender su negocio, de evaluar su capacidad de repago. ¿Para qué dedicarle tanto tiempo y esfuerzo a esta actividad cuando los bancos cuentan con otras líneas de negocio que puede ser muy rentables y menos riesgosas? Prestarle al gobierno es una de ellas. Cobrar comisiones por toda clase de servicios es otra.

Otras fuentes importantes de ingreso para la banca en México, como los créditos hipotecarios y las tarjetas de crédito, aunque contribuyen al bienestar nacional, de ninguna manera compensan la falta de financiamiento al sector corporativo.

Del relativo poco crédito que sí otorgan los bancos las empresas, un buen cacho se canaliza a las más grandes, para quienes este tipo de financiamiento no es indispensable ya que cuentan con otras opciones: desde emitir bonos en el mercado hasta contratar créditos con bancos extranjeros. Las pequeñas y medianas, quienes son mucho más dependientes del financiamiento de los bancos que operan en el país, no reciben la atención suficiente.

Le economía mexicana ha estado estable por casi dos décadas. No puede ser que el nivel de crédito empresarial actual sea menor que cuando las crisis reinaban en el país. Es hora de prestar más.