Presenta Peña Nieto equipo plural y experimentado
El presidente Enrique Peña Nieto presentó un gabinete de personajes con larga experiencia y de nuevas caras, sin que entre ellos haya «dinosaurios» que pretendan llevar a su gobierno al viejo autoritarismo priísta. En las secretarías más importantes nombró a políticos con experiencia, juventud, hombres maduros, pero de gran vitalidad y todos de buenos antecedentes. No hay en el gabinete ningún político con fama pública de deshonesto. Por el contrario, se eligió a quienes tienen buenos antecedentes. Hay algunos miembros del gabinete, amigos y cercanos colaboradores de Peña Nieto desde hace años, pero no son la mayoría, aunque los políticos del Estado de México, sí lo son, como es lógico.
En Gobernación cayó como anillo al dedo Miguel Ángel Osorio Chong, cercano al Presidente, pero con una gran carrera en la que acumuló mucha experiencia. Es un político de mano firme, con el que no podrán andar jugando ni propios ni extraños. En Hacienda, se ubicó a Luis Videgaray, economista con postgrado en la Universidad de Massachusetts, el centro de económico-financiero más importante del mundo. Todo hace suponer que podrá conducir perfectamente bien la economía del país. En la Procuraduría General de la República, el presidente Peña colocó a Jesús Murillo Karam, un político de prestigio, de gran experiencia y, sobre todo, un abogado de alta calificación profesional, y reconocido por su apego a la ley, sus decisiones enérgicas y que pondrá siempre la Constitución por encima de las armas. A la importante Secretaría de Energía llegó Pedro Joaquín Coldwell, exgobernador, exsecretario de Estado, exembajador, expresidente del PRI, con larga carrera. Se trata de un político de gran prestigio y de intachable comportamiento en sus largos años en el servicio público.
En la crucial Secretaría de Educación Pública fue nombrado Emilio Chuayffet, de larga y fecunda carrera, que en su momento mostró al SNTE su energía y firmeza de principios. Es una pieza clave. Resulta muy importante el nombramiento de Rosario Robles, en Desarrollo Social, y de Manuel Mondragón, para sustituir la SSP que desaparecerá. A Rosario, porque da claras señales de que hará un gobierno con gran preferencia al desarrollo social de los más desvalidos y con la secretaria, de izquierda, arrebatará muchas banderas. Mondragón es un hombre serio, moderado, apegado a la ley, que no sabe nada de torturas ni ejecuciones extrajudiciales. Pero, lo que le queda al Presidente Peña Nieto por delante es más grande que la montaña de Mahoma.
* Los pendientes que dejará Calderón
Los tres ejes del gobierno calderonista fueron: el combate a la inseguridad, la implementación de programas para el combate a la pobreza y la creación de empleos. En los tres fracasó y deberán ser prioridad de la administración de Enrique Peña Nieto, para que el país no se siga deteriorando y para rescatarlo de la quiebra moral en que lo dejaron sumergido doce años de panismo en Los Pinos. También creció la corrupción con la impunidad.
El fracaso de Felipe Calderón para combatir la inseguridad fue que trató de arreglar el efecto y olvidó la causa que es, en primer lugar, la colusión entre los delincuentes y las fuerzas del orden público y hasta las militares, que generaron una corrupción nunca antes vista en México.
El programa de seguridad calderonista tampoco se preocupó de abrir nuevos canales para la educación y trabajo para los jóvenes, que les permitiera resistir las tentaciones del dinero fácil del narcotráfico.
No se supo difundir debidamente que si bien la delincuencia deja, aparentemente, mucho dinero, también conduce directamente a la muerte o a la cárcel. Calderón dejó la desintegración familiar, con la falta de oportunidades para las clases populares, porque desde el 2000 a la fecha aumentaron las corrientes migratorias por hambre, se incrementaron en 11 millones; en tanto que las remesas disminuyeron, que eran el paliativo para las graves necesidades que se sufren en varias partes del país. Calderón impuso al presidente Enrique Peña como prioridad de su gobierno desfacer los entuertos que dejaron en el país «la docena trágica» del panismo y, especialmente, los peores años de esa «alternancia» que fueron los que recién terminan.
Por supuesto que los estrategas de Peña en este rubro, Miguel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam, atacarán directamente las causas de la inseguridad y no se concretarán simplemente al castigo de los delincuentes. Entre más oportunidades de trabajo y de mejoría económica y social tenga la población, menor será la incidencia delictiva de los jóvenes. Fox se olvidó de los programas sociales para combatir la pobreza y sólo creo frases como «los microchangarros», «salarios copeteados», «un vocho para todos», y la más absurda y torpe recomendación para que el pueblo no leyera. Como buen derechista, siguió la tradición de esa tendencia política y dejó que la gente siguiera en la pobreza y la ignorancia.
* Las dádivas como programas sociales
Calderón trató de crear programas sociales, pero, como en todos sus intentos, fracasó porque las ayudas se centraron en las clases marginales, como la dádiva. Por lo visto el gabinete completo de don Felipe desconocía el viejo proverbio chino que reza: «Si quieres que un hombre coma un día, regálale un pescado. Si quieres que coma toda la vida, enséñale a pescar».
Nadie instruyó a los 65 millones de pobres que hay en el país a trabajar bien la tierra, a ser agricultores y no campesinos, a sacar mejor provecho de sus condiciones geográficas, a establecer micro o pequeñas empresas en el campo y las ciudades, que permitieran el desarrollo.
Aunque debía haberse incrementado la educación rural se descuidó completamente, y esas carreras técnicas de nivel medio, que tanto impulso el presidente Adolfo López Mateos, los panistas se encargaron de sepultarlas en una maraña burocrática derechista.
Este es otro de los grandes entuertos del gobierno que presidió Felipe Calderón y que deberá reorientar debidamente el presidente Peña Nieto, si no quiere que se siga deteriorando el ingreso y el nivel de vida para que los pobres y los marginados no pasen de la clase baja a la clase media, que ha sido a lo largo de la historia de la humanidad, la que planea y dirige las revoluciones.
El primer gran golpe a la clase media se lo dio el irresponsable de Miguel de la Madrid. Fue entonces cuando un profesional de alguna disciplina universitaria de clase media tuvo que descender a clase baja, porque sus ingresos no le alcanzaban ya ni para pagar su casa, ni su auto, ni tener a sus hijos en buenos colegios. En el gobierno de Calderón se nos recordó, brutalmente, esta realidad, cuando el secretario de Hacienda de entonces, Ernesto Cordero, hoy presidente del Senado, dijo una de las más grandes barbaridades políticas de los años del panismo, que con seis mil pesos mensuales de ingresos se podía pagar una casa, un auto y la colegiatura de los hijos.
El tercer gran fracaso en el gobierno de Calderón fue cuando se autoproclamó el «Presidente del empleo» y terminó siendo el «presidente de los muertos». Nunca supo el panista, ni de lo que estaba hablando ni cómo crear fuentes de trabajo. Dejó en el paro a dos millones 400 mil jefes de familia, hundió en el empleo informal a 14 millones, y 28 millones más perciben hoy, menor salario que hace seis años.
* Peña tendrá que deshacer entuertos
Difíciles tareas que Enrique Peña Nieto tendrá que emprender, además de recomponer las relaciones exteriores de México que dejaron en su nivel más bajo Fox y Calderón. Se maltrató a los gobiernos de Cuba, de Venezuela, Bolivia, y hasta de Francia por los caprichos ilegales, tanto de Calderón como de su lugarteniente, Genaro García Luna, por el caso de la ciudadana gala Florence Cassez. Indudablemente, Enrique Peña ganó la elección en las urnas. Ahora, no hubo ninguna duda al respecto, como en el 2006, cuando se cometió un fraude electoral en perjuicio de Andrés Manuel López Obrador. El pasado 1 de julio, los mexicanos sufragaron en contra del mal gobierno panista y a favor de la esperanza con la vuelta del priísmo a Los Pinos.
Más de tres millones 300 mil votos que obtuvo Peña Nieto por encima de su más cercano contendiente, López Obrador, no pueden ser motivo de sospecha para nadie que viva en sus cabales. Resulta muy conveniente para Peña Nieto y el grupo que lo acompañará durante los próximos seis años en el gobierno nacional, que recordaran lo dicho en marzo de este año al asumir la presidencia de China, por 10 años, Xi Jinping: «Hay muchos problemas urgentes que deben ser resueltos, como la corrupción, aceptar los sobornos y gobernar de espaldas al pueblo». Lo mismo ocurre en México, con la salvedad de que la economía nacional está muy por debajo de la china que ya se encuentra a la altura de la europea e igual a la de Estados Unidos.
Aunque la austeridad no parece ser una de las cualidades del nuevo gobierno, resultaría de gran ayuda para seguir ganándose la confianza del pueblo, que Peña Nieto la tome como una de sus banderas sociales. Dadas las circunstancias que vive el país, está obligado a poner el ejemplo y evitar cualquier tipo de derroche de los recursos públicos, que en esencia no es más que dinero del pueblo aportado por los contribuyentes.
El dinero de los excedentes petroleros tendrá que ser utilizado con transparencia, porque durante los últimos 12 años los panistas lo manejaron como si fuera su caja chica. La Auditoría Superior de la Federación reveló que entre 2001 y 2008, el gobierno de la República obtuvo excedentes, la mayor parte petroleros, por un monto de un billón 281 mil 902 millones de pesos.
De esa cantidad, el 71 por ciento, indebidamente, lo utilizó el gobierno de Calderón en ampliaciones presupuestarias a dependencias y entidades, en las cuales fue empleado para el gasto corriente y el aumento de sueldos a la alta burocracia, que fue de un 121 por ciento, al pasar de cuatro mil 179 privilegiados a nueve mil 498, de acuerdo con un análisis del Presupuesto de la Federación, y el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.
Tarea muy difícil la que espera el presidente Peña Nieto que tiene que recomponer el país, antes de poderlo gobernar correctamente y avanzar en el progreso que tan abruptamente se suspendió hace 12 años.
Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.