UPYSSET y el obstáculo llamado Sección 30 del SNTE

Hace años era común escuchar la molestia que causaba la obligación de pagar impuestos.

Hoy, dicho desagrado se redirige hacia la exigencia global de convertirnos en un país productivo y competitivo, constituyéndose (seguramente) esta exigencia en toda una “profanación” hacia los intereses de la mayoría de los políticos que cobran al erario salarios astronómicos y producen lo que ya sabemos.

Surge el tema derivado de otro inevitable: el actual sistema de pensiones del Gobierno de Tamaulipas, cuyo fondo administra la UPYSSET.

¿Cuál es el problema? ¿Acaso algún equivocado cálculo de Actuaría o de sus metodologías financieras que repercutan negativamente en la capitalización de los fondos?

No hay tales cosas.

Sólo que de buena fuente se sabe que la Sección 30 del SNTE, a cargo del entonces líder Arnulfo Rodríguez Treviño, no consideró que el rubro de las pensiones fuera un tema vital en un México y en un Tamaulipas en donde la etapa de retiro comenzó a llegar a los contemporáneos, jugando en contra de la viabilidad de la UPYSSET y sin siquiera hacer el intento político para robustecer y modificar el actual Sistema de Pensiones de los trabajadores del Estado.

A este engallado individuo poco o nada le importó el asunto. En primer lugar porque carece de visión socioeconómica y de compromiso público. Y en segundo lugar porque sus impulsos, entre desafiantes, retrógrados y montoneros, sólo tuvieron el afán de controlar una sucesión sindical.

Evidentemente jamás pensó en los riesgos de su irresponsabilidad. Aunque como todo político corriente, empapado en su soberbia, no previó que su ciclo acabaría: subió alto y rápido, e igual -bajo el efecto newtoniano- cayó veloz y vertical.

Pero como ya poco se puede remediar mediante cualquier reclamo, por airado que fuera, el caso es que el tema de reformar la Ley de Pensiones del Estado tiene mayoría y galería para los que saben o están conscientes de las consecuencias que se ven cercanas.

Las sacras razones de hacer ver a los líderes del Congreso local y del SNTE Sección 30, Gustavo Torres Salinas y Rafael Méndez Salas, respectivamente, el creciente número de trabajadores del Gobierno estatal que al irse a sus casas jubilados, relativamente jóvenes y aún aptos para trabajar, por el fenómeno que disminuye la mortalidad y la natalidad, tendría efectos catastróficos en el Sistema de Pensiones del Estado.

¿De qué se ocupan los carísimos medios locales?

Sólo de lo que saben hacer: gastar inmensos rollos de papel plagados de la más grotesca zalamería, banalidad y empalago que cobran a precio de oro molido.

Pero de informar y orientar a la población, y en particular a los trabajadores del Gobierno del Estado, les es imposible, dado que por naturaleza suelen tener una visión muy fragmentada, deficiente y aldeana, por lo que al mismo tiempo son una especie de enemigo “amistoso”, incapaz de dotar a la sociedad de los instrumentos para entender lo que está en juego y que, como el caso de la atorada Reforma a la Ley de Pensiones, jamás coadyuvarán a la toma de las importantes decisiones que determinen el futuro.

Por tales motivos, de aquí en adelante será imposible (al menos por un largo tiempo) que los gravosos medios locales, ajenos al significado y responsabilidad de su función social y moral, logren informar, elevar la cultura financiera y convencer a la gente que forzosamente tiene que trabajar más tiempo, más años, aportar más dinero y ser más productiva.

Pues mientras estos medios hablan cada vez más sobre muy poco, el tiempo y las reservas se agotan, y la urgencia de un reequilibrio financiero dado a través de una reforma al sistema de pensiones se torna en un fantasma que podría desplazar recursos fiscales (impuestos) necesarios para otros programas sociales.