Al gobernador Américo Villarreal: No queremos grandes acusaciones…
Antonio Rosario – Tamaulipas podrá ir de transición en transición y de promesas en promesas, sin cambiar nada.
El gatopardismo en acción, “cambiar todo para que nada cambie”.
O “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
Una tomadura de pelo a un pueblo que por 50 años ha vivido entre la corrupción y la violencia, definiéndose así su profunda realidad y el oprobio con que nos miran.
La pregunta para el gobernador Américo Villarreal Anaya es si desde que pudo asomarse a la realidad profunda que viven los tamaulipecos, enterándose del saqueo y la criminalidad, habrá pronto tantas órdenes de aprehensión como para contrarrestar que Cabeza de Vaca y sus cómplices hayan dejado nada en las arcas públicas.
Esa es la interrogante que mereciendo una respuesta positiva trazaría un nuevo destino para 4 millones de tamaulipecos, que nunca han atestiguado castigos ejemplares contra los corruptos y criminales.
Pareciéramos sólo dedicados a contemplar las crisis sexenales y sus destructivas secuelas.
Usted, Señor Gobernador, tiene la confianza del pueblo, de los verdaderos periodistas, de los observadores y de los intelectuales, porque al ser postulado a la Gubernatura casi a principios de este año, la sociedad tamaulipeca tuvo una gran esperanza.
No le digo que una epifanía redentora, pero sí un verdadero cambio político que traería la anhelada justicia social.
Los tamaulipecos no queremos una cacería de adversarios satanizados por el poder político, pero sí que los tiempos de injusticia y odio pasen a la historia.
Queremos que los corruptos y criminales vayan a la cárcel y que se les arrebate la riqueza que impúdicamente le robaron al pueblo.
Esa es la democracia que queremos ver.
No queremos grandes acusaciones.
Queremos grandes actos de justicia.